sábado, 17 de abril de 2010

Vivir

Dejarse llevar por el movimiento de las mareas, sin parar a mirar los puertos donde embarcarmos. No querrer anclas a las que aferrarnos y así poder ir a la deriva. Volar alto intentando no mirar atrás, y buscando un rumbo que seguir, que nos vaya bien y con pocos altibajos durante la ruta.

Pero entonces ¿Esa es la verdadera finalidad, vivir e improvisar con lo que venga? o simplemente es porque no queremos sufrir, ni atarnos a algo que puede acabar en cualquier momento, haciendonos náufragos del gran océano que nos rodea y dónde ahogarnos es bastante posible en esos momentos (al menos que encontremos una isla en la que quedarnos, pero qué ocurre?, que al final la isla es demasiado pequeña para nosotros y solo hemos parado en ella para coger fuerzas y poder seguir volando o quizás no).

Creo que la incertidumbre de todo, de no tener rumbo,de ir a la deriva sin saber a donde o de sobrevivir en una isla o puerto seguro, tiene una respuesta sencilla, y es que no sabemos lo que queremos, pero si lo que no queremos. Por lo que nos dejamos guiar de lo que no, sin hacer incapie en lo que verdaderamente pudieramos querrer.
Pero está en nuestras manos cambiarlo, aunque tampoco debemos concentrar toda la vida en ello, solamente pienso que sería bueno, que de vez en cuando, recapacitaramos sobre lo que nos gustaría y deseamos tener en la vida y también así percatarnos de si estamos siendo realistas y sinceros con nosotros mismos y nuestro entorno.

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